sábado, 6 de febrero de 2021

 La Necrópolis de Gizeh



Imperio Antiguo, Dinastía IV. 2500a.C.



Era un gran cementerio presidido por las tumbas de los grandes faraones de la IV Dinastía. Keops, Kefren y Micerino. En torno a ellas hay pirámides mas pequeñas para otros integrantes de la familia real y las mastabas de los notables y altos dignatarios. Estaban ordenadas en calles y la proximidad al faraón marcaba su rango en la sociedad egipcia. Claramente marcando las diferencias entre  el faraón

dios y sus súbditos.




La pirámide de Keops se considera una de las siete maravillas del mundo antiguo es la mayor de las tres: 146 metros de altura sobre una base cuadrada de 230 metros de lado. La cámara mortuoria fue instalada tres veces hasta quedar situada a una gran altura. La entrada da acceso a un corredor descendente que conduce a una cámara subterránea. Luego un corredor ascendente lleva a las otras cámaras y estaba oculto y de pequeño tamaño hay que subirlo agachado hasta que se ingresa en una gran galería de 8 metros de alto por 45 metros de extensión. La función era sellar el pasaje luego del funeral de Keops. Finalmente la cámara mortuoria estaba diseñada para no ser vista jamás por el ojo humano. 



Esta tan bien logrado el cerramiento que no pasa entre piedra y piedra un hoja de cuchillo. La Cámara del Rey contenía su gran sarcófago y tiene paredes lisas y pulidas sin inscripciones u ornamentos. Mide 10 metros de largo por 5 metros de nacho y esta cubierta por 9 losas gigantes separadas por espacios huecos. De la Cámara parten hacia el Norte y hacia el Sur dos pequeñas aberturas que la comunican con el exterior. Es una obra de gran precisión arquitectónica, dimensiones muy grandes, perfecta orientación hacia los puntos cardinales, el corredor ascendente enfila hacia la estrella polar. 



La pirámide de Kefren es un poco más pequeña y fue realizada unas décadas posteriores con 143 metro de altura y todavía se aprecia el revestimiento de piedra caliza pulida. La de Micerino no fue terminada pero esta cubierta de granitos rojo. Los egipcios creían que era posible asegurar la vida del difunto en el más allá conservando su presencia física con su cuerpo embalsamado y con una imagen suya para que su vida se eternizara a través de ella. No buscaban la belleza ni el movimiento pero si mantenía su convención artística que implicaba: idealización, frontalidad, hieratismo, rigidez, formas cúbicas y frontalidad. Por ejemplo el faraón Micerinos aparece junto a su esposa y Hathor, diosa del cielo y la fertilidad que se representaba como una mujer con cuernos de vaca y el disco solar.



Ver:

Historia del Arte, J.F. Rafols. Optima. 2002.

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