viernes, 4 de agosto de 2017

Historia del Arte. Ficha 14. Joaquin Torres García


Joaquín Torres García (Montevideo, 28 de julio de 1874 - fallece en Montevideo el 8 de agosto de 1949) fue   pintor, profesor, escritor, escultor y teórico del arte. Creador del Universalismo Constructivo y del  Taller Torres García.

Biografía







"Hijo de María García Pérez y Joaquín Torres Fradera.Su padre era originario de Mataro y criado en una familia de cordeleros es decir en una familia relacionada con la navegación. Su madre era uruguaya, hija del carpintero José María García, (un colono español de las Islas Canarias) y de Misia Rufina Pérez, una mestiza (o una criolla aristócrata).
En 1891 Joaquín Torres Fradera trasladó a su familia de vuelta a Mataro, y luego a Barcelona. Torres García tomó lecciones de pintura con Josep Vinardell. Su primer óleo lo realizó en 1891 en Mataró, cuando tenía 17 años.
En 1894 ingresó en la Escuela Oficial de Bellas Artes de Barcelona, y también asistió a la Academia Baixas y al Círculo Artístico de San Lucas.
En 1903 trabajó con Antonio Gaudí y participó del movimiento noucentista catalán.
En 1904 realizó con Iu Pascual una exposición en el Círculo Artístico de San Lluc. Ese mismo año comenzó a escribir sobre arte, cosa que haría durante toda su vida, con un artículo en la revista Universitat catalana.
En 1912 expuso pinturas y dibujos en Galerías Dalmau. El texto del catálogo fue de Eugenio D'Ors y la crítica en la publicidad de Roma Jori.
En 1910 recibió el encargo, por medio del escritor Roberto Payró de pintar dos murales, La Agricultura y La Ganadería para el pabellón uruguayo de la Exposición Universal. Expuso en el Fayans Catala cincuenta obras.4
En 1911 participó en la exposición Internacional de Arte de Barcelona con La Filosofía presentada por Palas en el Parnaso como Décima musa. «Se trata de una escena sobria, contenida, de gran pureza formal por su marcado geometrismo y regularidad, sin el dinamismo ni la expresividad que hemos visto en el simbolismo del que intenta alejarse».5
En junio de ese mismo año a través de, entre otros, Eugenio d’Ors conoció a Enric Prat de la Riba, presidente de la Diputación de Barcelona, que le realizó diversos encargos, el más destacado fue el de los frescos del Salón de Sant Jordi en el Palacio de la Generalidad de Cataluña que Torres García realizó entre 1913 y 1914.6
En 1913 publicó Notes sobre art, en catalan su primer libro.
En 1917 expuso en las Galerías Dalmau de Barcelona, junto al pintor español Rafael Sala. Publicó Art Evolució, en Un Enemic del Poble, No. 8 de noviembre de 1917.8
En 1921 viajó a NYC. Su estancia allí le proporcionó pocas alegrías y muchos sinsabores. Sin hablar inglés, no pudo integrarse y pese a su admiración por el constante espectáculo que para él eran las calles de Manhattan su periodo en esa ciudad fue descorazonador. Intentó infructuosamente trabajar en la Sociedad Hispánica de America o dedicarse a la decoración teatral pero sin suerte. Volvió a Europa en 1922.
En 1924 se instaló en un pueblo de la Costa Azul francesa y en 1926 se trasladó a París. En 1928 conoció a Theo van Doesburg, quien le presentó a los miembros del grupo De Stijl. Posteriormente conoció a Piet Mondrian y nació el grupo Cercle et Carré.
En 1929 organizó una gran exposición de Arte Moderno Nacional y Extranjero desde París para Galerías Dalmau en Barcelona. Participaron Hans ArpSophie Taeuber-ArpTheo van DoesburgMondrian y Van Rees, entre otros. Esta exposición reunió un numeroso grupo de artistas relacionados a De Stijl.
En 1932 regresó a España, donde se instaló durante dos años.
En 1934 Torres García viajó a Montevideo acompañado de su esposa Manolita Piña y de sus 4 hijos, OlimpiaAugusto, Ifigenia y Horacio. A su llegada al puerto de Montevideo fue recibido por una importante comitiva, y de inmediato comenzó una gran actividad con entrevistas, conferencias y exposiciones.
Poco después del regreso a su ciudad natal fundó la Asociación de Arte Constructivo. El 24 de mayo de ese año brindó su primera conferencia en el Paraninfo de la Universidad de la República organizada por la institución «Arte y Cultura Popular». Y el 5 de junio inauguró su primera exposición individual realizada en Montevideo, en el local de «Amigos del Arte». Ese mismo año fue nombrado Profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República.
En 1936 editó la revista de la Asociación de Arte Constructivo «Círculo y Cuadrado» la cual es una continuidad de la revista "Cercle et Carré" que publicara anteriormente en París. Es en ese número que aparece una de las versiones del muy conocido dibujo de Torres García que representa el mapa de América del Sur orientado con el sur en la parte superior.
En 1938 publicó La tradición del hombre abstracto (Doctrina constructivista), un manuscrito ilustrado a mano sobre la tradición universal del arte abstracto.
En 1939 publicó Metafísica de la prehistoria Indoamericana donde busca vincular el arte abstracto tradicional precolombino con el arte moderno. Ese mismo año disolvió la Asociación de Arte Constructivo.
Entre finales de 1942 y principios de 1943 se realizaron las primeras reuniones del Taller Torres García. En el taller, Torres dará clases de pintura a jóvenes artistas buscando así renovar la pintura uruguaya. Su idea era enseñar de forma exclusiva una pintura estrictamente planista basada en el plano de color, la línea y la geometría, determinando la unidad de la obra por medio de una estructura realizada con la regla áurea. Tras su muerte, el taller seguirá abierto hasta 1967 a cargo de varios de sus discípulos.14​ Como recuerda Guido Castillo, escritor y director de Removedor, la revista del Taller, “Torres García les enseñó el oficio del la pintura con el máximo rigor y sin la menor rigidez, para que supieran cumplir con las reglas por un profundo conocimiento de ellas”.15​ El Taller dará a artistas de la talla de Julio U. AlpuyGonzalo FonsecaJosé GurvichAlceu RibeiroSergio de Castro y los hijos de Torres García, Horacio y Augusto Torres, entre varios otros.
En 1944 se inauguraron Murales de Saint Bois que son pinturas murales en el Pabellón Martirené del Hospital Saint Bois, realizadas junto a sus discípulos del taller.14​ Ganó el Gran Premio de Pintura del VIII Salón Nacional de Bellas Artes con su óleo Paisaje de Menton. Su libro Universalismo constructivo, publicado en 1944, constituye la base para entender su visión del arte.

Constructivo con Reloj, 1936, óleo sobre tela, 30.18 x 35.56 cm.





En 1948 se comenzó a construir la casa de Torres García en la calle Caramurú 5612, diseñada por los arquitectos Ramón Menchaca y Ernesto Leborgne.
Falleció ,a los 75 años." Ver: ( https://es.wikipedia.org/wiki/Joaquín_Torres_García )

Obra


Arte Constructivo, 1943, óleo sobre tela, 98 x 78 cm. Colección del Museo de Bellas Artes de Buenos Aires.
En sus pinturas tempranas se encuentran referencias al mundo antiguo greco-romano, así como a maestros del arte español y renacentistas italianos, las mismas se caracterizan por un ajustado dibujo de gran sobriedad cromática y una particular geometría de corte modernista A partir de 1928 y de su vinculación con Mondrian y Van Doesburg, promotores del sintético neoplasticismo comienza a introducir en sus pinturas el entramado ortogonal que continuará desarrollando durante el resto de su vida. Torres García consideraba que el arte debe estar al servicio de la razón y de la armonía del orden cósmico y lo plantea en su obra a través de símbolos y signos universales dentro de una estructura construida sobre la  regla de oro o proporción aúrea.
Su obra admite una lectura formal, plástica y también semantica  de índole metafisico. Organiza las formas geométricas sobre una idea mística de la proporción y el orden, en las que incluye numerosos símbolos universales. Expresa el orden del cosmos regido por lo que él llamó la Razón Universal, correspondiente no a una forma de arte sino al "arte absoluto y universal". En sus emblemáticas composiciones pictóricas, así como en su labor docente, sus escritos y conferencias, la promoción de su teoría del Universalismo constructivo como "arte absoluto" y corriente de pensamiento, ocupó un lugar primordial.
Parte de su obra, así como manuscritos y correspondencia se encuentra en el Museo Torres García y en el Archivo Alejandra, Aurelio y Claudio Torres. Sus pinturas integran importantes colecciones de arte latinoamericano como la de el MALBA o la Colección Cisneros. También está representado en el MNAV y en numerosos museos de la región y el mundo, en algunos de cuyos sitios web se encuentran reproducciones de sus obras.


Ideas

Una de las principales propuestas de Torres García es la creación de la Escuela del Sur ​ Un proyecto en el que el artista plantea alterar el mapa conceptual de referencias para la producción de arte moderno desde Latinoamérica. La primera propuesta puede verse en la carátula del libro. Una imagen del continente suramericano invertido de manera que la Patagonia apunta hacia la parte superior del dibujo.
"He dicho Escuela del Sur, porque en realidad, nuestro norte es el Sur. No debe haber norte, para nosotros, sino por oposición a nuestro Sur. Por eso ahora ponemos el mapa al revés, y entonces ya tenemos justa idea de nuestra posición, y no como quieren en el resto del mundo. La punta de América, desde ahora, prolongándose, señala insistentemente el Sur, nuestro norte."

América invertida, dibujo de Joaquín Torres García, 1943, Museo Juan Manuel BlanesMontevideo.
Con esta idea, Torres García plantea crear una tradición autónoma de arte moderno americano. Es significativo en el contexto de los años 30, al escapar con sus propuestas de las fórmulas indigenista o nacionalista, así como de aquella del arte cosmopolita o universal, que acaparaban las discusiones estéticas del continente.25​ Torres García encuentra un camino medio en el centro de esta discusión repensando el arte prehispánico como el origen de un lenguaje universal vinculado a la abstracción racional moderna. Acá nuevamente encuentra un camino alternativo en la mirada hacia el pasado americano, alejándose de una mirada romántica hacia una Arcadia perdida, o hacia una identificación con lo salvaje e irracional, o como un símbolo de reivindicación nacionalista; pero también alejándose de la mirada de otros artistas modernos de vanguardia como Picasso o Braque que veían el arte "primitivo" como una ruta de escape al acartonado arte académico.25​ Torres García encuentra en el arte prehispánico una traducción de ideas en símbolos, realizada a través de la geometría. Un paradigma racional y universal capaz de sentar las bases para un verdadero arte moderno americano.










“Joaquín Torres García estaba insatisfecho. Ninguna de las vanguardias del siglo XX lo convencía por completo. Por eso se embarcó en la creación de su propia manera de representar pictóricamente al mundo. Esto es el universalismo constructivo o, como le llama Cecilia Buzio de Torres, el cuarto gran movimiento artístico del siglo XX.

Cecilia de Torres es una de las responsables de difundir la obra de Torres García y de muchos de sus discípulos constructivistas en la galería neoyorquina que lleva su nombre. El vínculo con el arte de esta uruguaya radicada en Estados Unidos comenzó en su adolescencia en Montevideo, cuando estudió dibujo y pintura con José Gurvich. Fue allí donde conoció a Horacio Torres, hijo menor de Joaquín, quien sería su esposo hasta su fallecimiento, en 1976.
Hoy, además de liderar su galería, es responsable de una larga serie de estudios sobre Torres García y su legado, y una voz a consultar a la hora de analizar la obra de quien fue su suegro.

"Creo que el aporte de Torres García al modernismo del siglo XX fue ir más allá del cubismo", explica la experta. "Cuando Torres García salió de su época neoclásica en 1917, ya hizo obra constructiva. Hay una serie de dibujos en los cuales el plano del papel está dividido en compartimentos y en cada uno colocó una figura. Esa figura tiene que ver con el mundo que nos rodea, desde la cabeza de una persona hasta un trozo de un reloj, un clavo a un pedazo de una casa".
Desde ese temprano 1917, el artista pasó por un proceso que lo orientó hacia la creación de su propio movimiento. "A los objetos, en vez de romperlos como hizo el cubismo, los representó de manera simbólica. En lugar de presentar una jarra con su volumen, sombra y color, lo representó de una manera esquemática o de acuerdo a lo que el objeto representa en nuestra mente y las asociaciones que nos trae, lo cual tiene que ver con el surrealismo. Y tomó la estructura del neoplasticismo, donde él colocó todos los símbolos", explica de Torres.
Al unir diferentes aspectos de estas tres vanguardias es que crea su universalismo constructivo. El objetivo era claro: representar el mundo físico y el espiritual. "Él veía que el surrealismo solo representaba el mundo de lo inconsciente, pero la manera en que las obras estaban pintadas no le gustaban, porque era de un naturalismo que no le satisfacía. Del cubismo le interesaba cómo había creado el mundo plástico, sin referencias con la realidad. Y del neoplasticismo admiraba esa pureza de la estructura", explica de Torres.
De corazón americano
Además de inspirarse en los movimientos europeos, el universalismo constructivo, tiene una influencia americana. Desde principios del 1900, Torres García se interesó por el arte precolombino e indígena. Pero fue en 1936, en una exposición en Montevideo de tapices precolombinos, cuando comprendió su crucial importancia.
"Él concluye que este es un arte en el cual se respetaban y tenían en cuenta los mismos principios que él quería manifestar en su obra: la geometría, la vertical y la horizontal de los tejidos que marcaba un orden y la representación del mundo de una manera sintética y abstracta. Ahí es cuando él dice que nuestros precursores eran en realidad los incas y el arte de Tiahuanaco. Nosotros teníamos que tomar ese punto de partida. Es lo mismo que había hecho en Barcelona cuando tomó como punto de partida el arte clásico y mediterráneo. Era una lógica continuación de su idea: el arte debía de corresponder a la tierra donde el artista vivía", cuenta de Torres.
La integración de la inspiración precolombina se puede ver a lo largo y ancho de su obra, así como también en artículos escritos para la revista Círculo y Cuadrado, según cuenta De Torres. Cita por ejemplo uno de los cuadros que se exponen en su galería: "Formas entrelazadas en fondo rojo", de 1938 (ver imagen). "Tiene referencias a tapices, y hay una figura en el centro arriba que tiene unos ojitos triangulares que está tomada directamente de pumas de la cerámica nazca", explica.

Fue así cómo la obra de Torres García trascendió los límites del arte y se transformó en la iconografía popular del país. De Torres afirma: "Los uruguayos ya han asimilado el constructivismo como algo que los define".





"Yo vuelvo a dormir tranquilo cuando las obras retornan definitivamente. Mientras tanto, sigo alerta", comenta, víctima de una inquietud que lo acompañará durante meses, recordándole una y otra vez los posibles peligros. Sin embargo, Aguerre sabe que debe superar esa ansiedad: "Para nosotros es prioridad exhibir la obra, no tenerla guardada. Si no, cumpliríamos uno de nuestros objetivos, pero no los otros. ¿Qué importa que tengas cuadros maravillosos si no los podés mostrar?".

Ver:







Solo para uso educativo.





jueves, 3 de agosto de 2017

Historia del arte. Ficha 13 Figari pintor.


Pedro Figari Tomado de la página del Museo Figari. ( http://www.museofigari.gub.uy/ )


El 29 de junio de 1861 nace en Montevideo Pedro Figari Solari. Hijo de Juan Figari de Lazaro y Paula Solari, ambos genoveses. De joven manifiesta inclinaciones artísticas que son parcialmente postergadas por los estudios universitarios.
En 1885 se recibe de Doctor en Jurisprudencia en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de la República.
Se casa con María de Castro Caravia, con quien tendrá nueve hijos. La relación con su familia política lo vincula a un ambiente abierto a los estímulos del arte, donde conoce al maestro Goffredo Sommavilla, pintor italiano de formación académica con el que estudiará un tiempo.




En 1889 es designado abogado Defensor de Pobres en lo Civil y en lo Criminal, cargo que lo pone en contacto con un medio social que alimentará más tarde los temas de su obra pictórica y literaria. Los siguientes años están marcados por una intensa actividad jurídica que se inscribe dentro de las nuevas vertientes de pensamiento en la materia, con la memorable defensa del alférez Enrique Almeida, quien es injustamente acusado de un asesinato de implicancias políticas. Luego de un juicio de cuatro años, obtiene la absolución de Almeida por falta de pruebas, y en ese mismo año, publica Un error judicial en el cual expone sus argumentos sobre el caso.



En 1896 edita Causa célebreEl crimen de la calle Chaná, vindicación del Alférez Enrique Almeida.
En 1897 es electo diputado por el Departamento de Rocha, representando al Partido Colorado y renuncia al cargo de Abogado Defensor de Pobres en lo Civil y en lo Criminal.
De 1898 a 1899 se desempeña como Consejero de Estado por el Partido Colorado. Entre los proyectos que impulsa se destaca la creación de la Escuela de Bellas Artes. El hogar de la familia Figari-Castro es lugar de encuentro de intelectuales y artistas nacionales entre los que sobresalen: Pedro Blanes Viale, Milo Beretta, Eduardo Fabini y Carlos Federico Sáez. También lo visitan extranjeros como Anatole France, Arturo Rubinstein, Arturo Rusiñol, entre otros.
En 1901 comienza su actividad en el Ateneo de Montevideo, desde donde promueve certámenes artísticos y en 1903 es elegido Presidente de la institución.
Entre 1903 y 1905 destaca con una serie de artículos periodísticos y conferencias contra la pena de muerte, siendo determinante su influencia para la aprobación de la ley abolicionista de 1907.
Asume el cargo de abogado del Banco de la República de 1905 a 1915.
En 1910 presenta un proyecto para la Dirección de la Escuela Nacional de Artes y Oficios (ENAO) y dos años más tarde publica el tratado de filosofía y estética Arte, Estética, Ideal.
En 1915 es designado director interino de la ENAO llevando a cabo una profunda reforma de la enseñanza industrial. A través de la creación de nuevos programas, Figari modifica y amplía las curricula e introduce innovaciones en los criterios de producción llevando a la práctica el ideario estético-filosófico anticipado en su tratado de estética de 1912.
En 1918 escribe en colaboración con su hijo, el Arq. Juan Carlos Figari, Educación Integral. Luego de la desaprobación del plan de reformas de la ENAO renuncia a la actividad pública, abandona su hogar y se aloja en el Hotel Oriental, en la Ciudad Vieja de Montevideo. Se dedica exclusivamente a pintar.
En 1921 se muda a Buenos Aires con cinco de sus hijos. Su estancia de cuatro años marcará su plena dedicación a la pintura. En este período recibe un amplio reconocimiento a su labor pictórica hasta entonces mantenida en un ámbito privado y familiar, en especial dentro del círculo de intelectuales que colabora en las revistas Martín Fierro y Proa.
En 1925 se traslada a París donde permanecerá nueve años y obtendrá su definitiva consagración como artista plástico. El viaje lo emprende con su hijo Juan Carlos, colaborador en su aventura pictórica, quien muere repentinamente a dos años de instalados en París.



Al año siguiente, 1928, publica El Arquitecto, libro de poesía dedicado a su hijo y dos años más tarde Historia Kiria, novela utópica que resume sus ideas filosóficas.
Regresa a Uruguay en 1934 y es nombrado Asesor Artístico del Ministerio de Instrucción Pública.
Fallece en Montevideo, el 24 de julio de 1938.
Su actividad como pintor nace a una edad madura, rondando los sesenta años.
Fue primero abogado, político, filósofo y pedagogo sin que estas actividades hicieran suponer al público postrero que su obra de artista descataría tan notablemente en el horizonte de los creadores americanos.









Pedro Figari
Vieja estancia (1932)
Óleo sobre cartón. 61,5 x 82 cm
Colección de origen: Museo Histórico Nacional


De allí la sorpresa del medio uruguayo que no supo entender su novedosa apuesta.

Fue en Buenos Aires (1921 1925) y en París (1925 1933), ciudades ávidas de la vanguardia creadora, donde cosechó los primeros -y ya definitivos- reconocimientos.
El breve pasaje por el taller del pintor italiano Goffredo Sommavilla en sus años mozos, los viajes a Europa donde pudo visitar los grandes museos, el contacto con los pintores uruguayos en su vida profesional, fueron preparando al hombre mayor para la aventura de los pinceles.







Pedro Figari
La excusa
Ca. 1922-33
Óleo sobre cartón. 50 x 82 cm.
Colección de origen: Museo Histórico Nacional


No deja de sorprender, sin embargo, la valentía de la decisión y la rápida conquista de un medio expresivo original y auténtico, 

poderosamente evocativo.
El dominio de un universo formal y temático tan consistente y personal sentó las bases para una tradición pictórica que no fue continuada, acaso emulada por artistas menores. Con rarísimas excepciones, entre las que destaca su hijo, el pintor Juan Carlos, no hubo quienes supieran prolongar los ecos memoriosos de su paleta con igual ímpetu que su creador.
Es una pintura gestual, de mancha, movimiento y color. Pintura espontánea e integradora, que no recurre al boceto previo a lápiz ni a la imprimación (fondo blanco) y que se desata directamente del pincel con una velocidad de trazo y con una intuición colorista sorprendendes.








Pedro Figari
La idea del crimen
Óleo s/cartón 50 x 70 cm. Sin firma. 
Colección de origen: Museo Histórico Nacional




Su técnica es recreadora de las conquistas estilísticas del post-impresionismo pero en ningún sentido deudora a ultranza de sus recursos: “Figari pinta la memoria de memoria”, comenta con acierto el pintor Joseph Vechtas.

O como el mismo Figari afirmó: "Mi pintura no es 'una manera de hacer pintura' sino un modo de ver, de pensar, de sentir y sugerir".
Sus temas recrean las situaciones ontológicas del hombre como ser gregario: las fiestas y los bailes (candombes, bailes tradicionales de gauchos y chinas, bailes del patriciado criollo), los signos de una ritualidad incesante (el hombre de las cavernas, las corridas taurinas, el circo, crímenes pasionales, gestas bíblicas e históricas) y las escenas del campo abierto, no como paisaje sino como circunstancia humana trascendente.


Los cuadros que se exponen en el museo son de gran relevancia histórica y singular valor estético, pues fueron realizados en el apogeo creativo.



Algunas de estas piezas maestras, sin embargo, hacía décadas que no se exhibían en público. Cubren una buena parte de sus motivos más conocidos, en especial aquellos en que Figari reivindica el humor y esboza una utopía humanista fundada en el conocimiento profundo del hombre y la naturaleza.
El centenario del nombramiento del pintor como director de lo que hoy se conoce como UTU es el motivo de una serie de muestras y conferencias sobre una faceta menos conocida del artista uruguayo




Como pintor, Pedro Figari se destacó por sus colores, la fineza de sus dibujos y por la energía con la que cargaba sus obras en las que retrató y homenajeó las raíces de las costumbres uruguayas: el candombe, el tango, la pampa y la vida en las estancias. Pero antes de dedicarse de lleno a la pintura, a sus 60 años, Figari –quien se autorretrataba con una noble y canosa barba y con una mirada penetrante detrás de unos lentes redondos– fue abogado, político, filósofo, escritor, periodista y docente.


Artesano versus máquina
Arrabal, un óleo sobre cartón fechado en el año 1933 por el pintor Pedro Figari

Según explicó Schinca a El Observador, la quinta Vaz Ferreira –donde vivieron el filósofo Carlos Vaz Ferreira y su esposa, Elvira Raimondi– es el único ejemplo del país donde se muestran de forma práctica los principios de Figari sobre el arte industrial. "Con la aparición de la máquina como productora, a fines del siglo XIX y principios del siglo XX se pone en manifiesto una crisis mundial de la producción de objetos. El objeto deja de ser único y producido por un artesano y pasa a ser seriado y hecho por una máquina. Frente a eso, Figari se plantea la revalorización del trabajo del artesano", explicó.

En su breve estancia de dos años como director de la ENAO, Figari propuso tener como producto de la enseñanza a artesanos "lúcidos" capaces de enfrentar la producción de objetos desde la creación y no solo mediante la habilidad manual. "Figari plantea que hay que buscar la autenticidad, la no copia formal de productos europeos y utilizar diferentes técnicas de materiales regionales. No replicar. Trabajar con materiales regionales con diseños inspirados en la flora y fauna autóctona", indica Schinca.

Esos postulados de Figari son aplicados en los diseños del artista uruguayo Milo Beretta, quien fue encargado por Vaz Ferreira para realizar el mobiliario de su hogar. Beretta acompañó al pintor uruguayo como docente durante su estadía en la escuela. "Hay una valoración histórica por esa búsqueda de autenticidad y la definición de una identidad nacional. Figari es un hombre de la generación del 1900, cuando se buscó actualizar el pensamiento en el momento que se está produciendo la modernización del Uruguay", señaló Schinca.

El arquitecto agregó sobre Figari: "Fue una persona única y en todos lados se pueden encontrar sus ideas, ya sea en el diseño o en su pintura".

Una decepción fructífera



En su trabajo Innovar desde la tradición: el caso Figari, publicado en la Comisión Sectorial de Investigación Científica de la Universidad de la República, Rocca, un estudioso de la carrera del intelectual, estipuló que debido a la desaprobación que plan de reformas que Figari tuvo más allá de la escuela, el uruguayo "puso fin a la empresa pedagógica" que se había propuesto. Sin embargo, fue esa decepción que dio comienzo su aventura pictórica.

Tras haberse consagrado como abogado, político, filósofo y educador, la nueva apuesta de Figari resultó sorpresiva dentro del medio artístico uruguayo. De acuerdo a la biografía del pintor, el pasaje en su juventud por el taller del pintor italiano Goffredo Sommavilla, junto con la visita a museos europeos y el contacto con artistas uruguayos en su vida profesional despertaron su interés por la pintura.

El fruto de esa inclinación artística puede apreciarse de primera mano desde ayer en el Museo de Bellas Artes Juan Manuel Blanes, donde desde el viernes se exponen 57 obras del pintor en dos habitación renovadas que conforman la Sala Figari.

La muestra se conforma con obras ya expuestas en el museo, así como otras que se encontraban en el acervo de la institución. Como un pintor prolífico, otras obras de Figari también pueden encontrarse en el Museo Figari, el Museo Histórico Nacional y Museo Nacional de Artes Visuales, entre otros establecimientos.

La colección de Figari del Blanes se compone de diferentes series temáticas que van desde los paisajes, los candombes, las lavanderas, los trogloditas, las piedras, una serie sobre la muerte, autorretratos y dibujos hechos a lápiz.

Para la directora del Museo Blanes, Cristina Bausero, quien también se ha desempeñado como profesora en la Escuela de Cine Dodecá, en la obra de Figari se puede encontrar un lenguaje cinematográfico. "Es fácil imaginar tomas o planos siguientes a un cuadro de Figari. Era un observador frontal, desde la cuarta pared. Sus personajes, siempre están moviéndose de un lugar a otro", indicó a El Observador.

"Era un pintor que se nutría de lo que estaba ocurriendo en el mundo y lo traducía en un lenguaje propio. Es apasionante ir descubriéndolo", agregó.






Los múltiples inicios de Figari

Infancia y juventud
1861 - 1885
Hijo de Juan Figari de Lázaro y Paula Solari, Pedro Figari Solari nació el 29 de junio de 1861. A los 24 años se recibió de Doctor en Jurisprudencia en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de la República. Su tesis fue un proyecto sobre la Ley Agraria.

Familia
1886
Tras haber trabajado como adjunto a la Fiscalía de la Hacienda, en agosto Figari se casa con María de Castro Caravia y viajan por varios países de Europa. A su regreso a Montevideo se instalaron en una casa en la calle Reconquista. Tuvieron nueve hijos.

Carreras
1893 y 1887
En 1983 funda el diario liberal colorado El Deber y comienza su actividad periodística. Cuatro años más tarde, el 15 de febrero de 1887, fue electo diputado del Partido Colorado por el departamento de Rocha y dio comienzo a su larga carrera política.

Arte
1890, 1900, 1915
En 1890 asistió a clases de pintura con Godofreso Somavillia. En 1900 se dedicaba a pintar en la casa de uno de sus hermanos. Entre 1915 y 1917 ocupó el cargo de director de la Escuela Nacional de Artes y Oficios, en el que presentó una reforma de la enseñanza industrial.

Muerte
1938
Figari falleció el 24 de julio. Fue velado en la casa de su hijo Pedro y sepultado al día siguiente en el Cementerio Central. Ese año trabajó en una película sobre su obra y una exhibición en Nueva York.
(Fuente: Cronología de Pedro Figari Solari por Jimena Hernández)

Ver: http://www.museofigari.gub.uy/innovaportal/v/16438/20/mecweb/pedro-figari:-el-crimen?contid=1075
http://www.elobservador.com.uy/pedro-figari-el-genio-fuera-la-pintura-n676687
Solo para uso educativo.