jueves, 14 de septiembre de 2023

San Carlo alle Quattro Fontane. Francesco Borromini.

 

San Carlo alle Quattro Fontane.

Francesco Borromini.




Ficha:

Nombre: San Carlo alle Quattro Fontane.

Arquitecto: Borromini, Francesco (1599-1667)

Cronología. Iglesia y claustro (1638-1641); fachada, (1665-1667)

Localización Roma

Estilo: Barroco

Materiales. Ladrillos y estuco.




 

Francesco Borromini fue uno de los más grandes arquitectos del barroco italiano, junto con su rival Gian Lorenzo Bernini. Nació en 1599 en Bissone, un pueblo cerca de Lugano, en la actual Suiza. Su verdadero apellido era Castelli, pero lo cambió por Borromini cuando llegó a Roma en 1619. Allí trabajó como ayudante de su pariente lejano Carlo Maderno, que era el arquitecto de la basílica de San Pedro. Cuando Maderno murió en 1629, Borromini se unió al equipo de Bernini, con quien colaboró en el palacio Barberini. Sin embargo, pronto surgieron tensiones entre los dos artistas, que tenían estilos y personalidades muy diferentes. Borromini era un hombre melancólico, introvertido y perfeccionista,

mientras que Bernini era alegre, sociable y pragmático.




Borromini recibió su primer encargo independiente en 1634, cuando la orden de los trinitarios descalzos le pidió que diseñara un convento y una iglesia en la esquina de la vía Quattro Fontane, donde había cuatro fuentes famosas. La iglesia se dedicó a San Carlos Borromeo, un santo muy venerado en esa época. Borromini tuvo que enfrentarse al reto de construir en un espacio muy reducido y con un presupuesto limitado. Por eso, tuvo que recurrir a soluciones ingeniosas y originales para crear una obra de gran belleza y armonía.

La fachada de la iglesia es una de las más innovadoras del barroco. En lugar de seguir el modelo clásico de columnas y frontones rectos, Borromini optó por una fachada ondulante, que se adapta al contorno irregular del terreno. La fachada está dividida en dos órdenes superpuestos, cada uno con cuatro columnas salomónicas que sostienen un entablamento curvo. El orden inferior tiene cuatro nichos con estatuas de santos trinitarios, mientras que el orden superior tiene una ventana central con un balcón y un frontón partido. La fachada está coronada por una cornisa cóncava y convexa que se eleva hacia el centro, donde hay un escudo con las iniciales del santo.


San Carlo fue el primer proyecto exclusivo de Borromini. Los padres trinitarios encargaron un conjunto formado por convento, iglesia y claustro, que debía ubicarse en un punto clave para el nuevo urbanismo de Roma. Se trataba de un lugar irregular, complicado por su pequeñez y su orientación, en una esquina condicionada por las cuatro fuentes que le dan nombre a la iglesia. El estilo arquitectónico de Borromoni se caracterizó por una técnica ornamentada, la fusión entre la arquitectura y la escultura; la utilización de la perspectiva para reducir el espacio en lugar de engrandecerlo, jugaba con las curvas, la contracurva, la elipse y los espacios cóncavos y convexos.





El interior de la iglesia es aún más sorprendente. La planta tiene forma ovalada, pero no es simétrica, sino que se basa en una serie de figuras geométricas complejas. El espacio está dividido en seis capillas laterales y una capilla mayor, separadas por pilastras con capiteles compuestos. El altar mayor está situado en el eje menor del óvalo, frente a la entrada. Sobre él hay un retablo con una pintura de San Carlos Borromeo adorando a la Santísima Trinidad, obra de Pierre Mignard. El retablo está flanqueado por dos columnas salomónicas y coronado por un frontón curvo.







La cúpula es la parte más espectacular de la iglesia. Se trata de una cúpula elíptica con ocho nervios que convergen en una linterna octogonal. La cúpula está decorada con estuco blanco y dorado, que forma motivos geométricos y vegetales. En los casetones hay ocho medallones con escenas de la vida de San Carlos Borromeo. La luz entra por ocho ventanas ovaladas que se abren entre los nervios y por la linterna. La cúpula crea un efecto de movimiento y dinamismo que contrasta con la sobriedad del resto del interior.




La iglesia de San Carlo alle Quattro Fontane es una obra maestra del barroco romano y una muestra del genio creativo de Francesco Borromini. El arquitecto logró transformar las limitaciones materiales en oportunidades para expresar su visión artística. Con sus formas curvas y sus juegos de luz y sombra, Borromini creó una arquitectura que estimula los sentidos y las emociones del espectador.

La obra de Borromini tuvo una gran influencia en el barroco europeo, especialmente en los países católicos como España, Francia, Austria y Alemania. Borromini fue el representante del lado más imaginativo e idiosincrásico de la arquitectura barroca, que se caracterizó por el uso de formas curvas, dinámicas y complejas, que rompían con el orden y la simetría del clasicismo renacentista. Borromini creó una arquitectura que estimulaba los sentidos y las emociones del espectador, expresando la espiritualidad y el fervor religioso de su época. Sus soluciones ingeniosas y originales inspiraron a muchos arquitectos posteriores, que adaptaron sus ideas a sus propios contextos y estilos.

Algunos ejemplos de la influencia de Borromini en el barroco europeo son:

  • En España, se puede apreciar la influencia de Borromini en la fachada del Hospicio de San Fernando en Madrid, obra de Pedro de Ribera, que presenta un movimiento ondulante y una decoración exuberante. También se puede mencionar la iglesia de San Cayetano en Zaragoza, obra de Francisco Herrera el Mozo, que tiene una planta ovalada y una cúpula con nervios.
  • En Francia, se puede destacar la obra de François Mansart, que introdujo el uso de las columnas salomónicas en la fachada de la iglesia de Val-de-Grâce en París. También se puede citar la obra de Jules Hardouin-Mansart, que diseñó la capilla real de Versalles, que tiene una planta elíptica y una cúpula con linterna.
  • En Austria, se puede mencionar la obra de Johann Bernhard Fischer von Erlach, que diseñó la iglesia de San Carlos Borromeo en Viena, que tiene una fachada cóncava y convexa y una cúpula elíptica con ocho nervios. También se puede nombrar la obra de Johann Lucas von Hildebrandt, que construyó la iglesia de San Pedro en Viena, que tiene una planta ovalada y una cúpula con linterna.
  • En Alemania, se puede señalar la obra de Balthasar Neumann, que edificó la basílica de los Catorce Santos Auxiliares en Bamberg, que tiene una planta estrellada y una cúpula con ocho nervios. También se puede aludir a la obra de Johann Michael Fischer, que erigió la iglesia de San Miguel en Berg am Laim, que tiene una planta ovalada y una cúpula con linterna.





La obra de Borromini y la de Bernini son dos expresiones distintas y opuestas del arte barroco. Ambos fueron arquitectos y escultores de gran talento, pero tenían personalidades y estilos muy diferentes, que se reflejaron en sus obras.

Bernini fue el artista más famoso y admirado de su época, el favorito de los papas y de la nobleza romana. Su obra se caracteriza por el dinamismo, el realismo y la teatralidad. Bernini buscaba impresionar al espectador con sus efectos visuales y emocionales, creando escenas dramáticas y llenas de movimiento. Sus esculturas muestran una gran habilidad para captar las expresiones y los detalles de los personajes, así como para crear ilusiones ópticas con el mármol. Sus obras más conocidas son el éxtasis de Santa Teresa, la fuente de los cuatro ríos, el baldaquino de San Pedro y la plaza de San Pedro.

Borromini fue un arquitecto más introvertido, melancólico y perfeccionista. Su obra se basa en el estudio de la geometría, la proporción y la luz. Borromini innovó en el uso de las formas curvas, cóncavas y convexas, creando espacios complejos y originales. Su obra se distingue por la sobriedad, la elegancia y la armonía. Sus obras más destacadas son la iglesia de San Carlo alle Quattro Fontane, la iglesia de San Ivo alla Sapienza y la fachada de San Agnese in Agone.

La comparación entre Borromini y Bernini es una comparación entre dos visiones del barroco, una más clásica y racional, y otra más exuberante y sensual. Ambos fueron genios que contribuyeron a embellecer Roma con sus obras maestras.

Ver:

Arterama. Arte Barroco, Barcelona 2011. Pp. 224-226

Solo para uso educativo.

 

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