viernes, 13 de octubre de 2017

Rafael Viñoly. Ficha 23.


RAFAEL VIÑOLY. 

 
Nació en Montevideo, Uruguay, hijo del director teatral y cineasta Román Viñoly Barreto y de la profesora de matemáticas María Beceiro.
Estudió en la Universidad de Buenos Aires, recibiendo su título de arquitecto en 1968; posteriormente realizó un Master en Arquitectura, en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo en 1969.
Ya en 1964 había creado el estudio de arquitectura Manteola-Petchersky-Sánchez Gómez-Santos-Solsona-Viñoly; pronto se transformaría en uno de los mayores estudios de Sudamérica. Construirían el Barrio Comandante Luis Piedrabuena.
En 1978 Viñoly y su familia emigran a los Estados Unidos. Durante un breve tiempo dicta charlas en Harvard Graduate School of Design, y se establece de manera permanente en Nueva York en 1979.
Funda Rafael Viñoly Architects PC en 1983. Su primer gran proyecto fue el John Jay College of Criminal Justice, finalizado en 1988. En 1989 gana un concurso internacional de diseño para el Tokyo International Forum; completado en 1996, muchos lo consideran el más importante centro cultural de Japón.
También fue uno de los finalistas en el concurso para la reconstrucción del World Trade Center.
Durante su larga carrera, Viñoly ha diseñado edificios en todo el mundo. Tiene oficinas en Londres, Los Ángeles, Abu Dhabi, Dubai y Bahrain.
Rafael Viñoly es miembro del American Institute of Architects, miembro internacional del Royal Institute of British Architects, miembro del Japan Institute of Architects y de la Sociedad Central de Arquitectos de la Argentina.
Proyecto
Aeropuerto Internacional de Carrasco


La nueva terminal del Aeropuerto Internacional de Carrasco, que sirve a la ciudad de Montevideo, capital de Uruguay, es el primer proyecto de aeropuerto de la empresa y el segundo edificio de Rafael Viñoly.
Se encargó a Rafael Viñoly Arquitectos ampliar y modernizar las instalaciones existentes con una espaciosa nueva terminal de pasajeros, para aumentar la capacidad y estimular el crecimiento comercial y el turismo en la región.
El diseño del edificio hace hincapié en sus zonas públicas y servicios, – incluyendo el hall lateral a la pista de aterrizaje, así como la plena accesibilidad a la terraza y hall de salidas – proporcionando a estos ámbitos una abundancia de espacios abiertos y luz natural, restaurantes, locales comerciales y vistas panorámicas, todos alojados bajo un techo suavemente curvo, de 1.000 pies (300 metros) de largo.
Las llegadas y salidas están separadas por plantas, con llegadas sobre el nivel del suelo, las salidas en el primer piso, y las vías de acceso vehicular que sirven a cada nivel independientemente.
Una terraza pública ajardinada ocupa la segunda planta por encima del nivel de salida, ofreciendo vistas de la pista y el hall principal. También ofrece un restaurante y un espacio adicional para otros usos comerciales o culturales.
Después de terminar el check-in y los procedimientos de seguridad, los viajeros que salen tienen acceso a free shops -tiendas libres de impuestos- y restaurantes en las zonas de espera.
Al llegar, los viajeros pasan a través de un entrepiso, totalmente acristalado que permite ver la pista y la terminal, de forma de orientarlos en su recorrido a la reclamación de equipaje, aduanas, inmigración, y el área de duty-free shops. Un atrio abierto al lado de la calle de entrada enlaza visual y espacialmente el inicio y la finalización de las etapas del recorrido del viajero, y abre la planta baja al monumental espacio de la sala principal.
El nivel de salida es un gran volumen, en consonancia con una larga tradición de los grandes halls de estaciones de transporte.
El acristalamiento en los cuatro lados y la delgada estructura de soporte permiten al techo flotar por encima de la construcción, y una trama de lucernarios circulares proporciona luz natural adicional.
Principales características:
• El techo curvo mantiene un bajo perfil en el paisaje.
• Uso estratégico de la iluminación natural y las vistas, guían a los viajeros a través del circuito de llegada o salida.
• El diseño destaca los espacios públicos, tanto para los viajeros como para los amigos y familia que los esperan o despiden.
“En Uruguay, los amigos y la familia todavía vienen a darle la bienvenida en el aeropuerto o a despedirlo”, dice Rafael Viñoly, “por lo que esta terminal ofrece grandes espacios para la gente que no viaja, así como para los que si lo hacen. El atrio, la sala principal, la terraza, y el hall para pasajeros hacen de este un lugar espectacular y acogedor para todos.”

Sus diseños cóncavos hacen que los vidrios de las ventanas de sus edificios actúen como lupas inmensas que aumentan en más de 20 grados la temperatura del lugar hacia donde apuntan, sus diseños han perjudicado a varios locales y establecimientos y hasta han atentado contra la vida humana. En el año 2010 un hombre salió con graves quemaduras en su cuerpo mientras tomaba sol en la piscina del hotel Vdara en Las Vegas.234​ En el 2013 frieron huevos en una calle londinense con los reflejos de uno de sus edificios llamado Torre Fenchurch 20 y apodado "Walkie Talkie" que además derritió parcialmente un automóvil marca Jaguar. Los rayos solares que reflejan amplificados sus edificios son denominados popularmente "Rayos de la muerte" en referencia a la Estrella de la muerte en la saga de Star Wars.567


​En 2019 estaría terminado el primer edificio corporativo diseñado por el arquitecto Rafael Viñoly en Palermo, frente a la rambla. Contará con dos subsuelos para estacionamiento, 17 pisos de oficinas que van desde los 500 a 1.000 m2 y un último piso destinado para una terraza panorámica. La iniciativa llevada a cabo a través IntegratedDevelopments abarca toda la cadena de valor del desarrollo inmobiliario: desde la adquisición del terreno hasta la comercialización.

Nueva York.EFE. El gran lujo residencial tocará el cielo de Manhattan con la firma del arquitecto uruguayo Rafael Viñoly, quien diseñó una torre cuadrada y delgada de 425 metros que se convertirá en el edificio de apartamentos más alto del continente americano.
Ubicado en la esquina de Park Avenue con la calle 57, este edificio cambiará por completo el horizonte de Nueva York en 2015, cuando sus 96 pisos estén completamente acabados y repletos de inquilinos privilegiados que disfrutarán de unas espectaculares vistas que abarcan la ciudad entera, afirmó a EFE el arquitecto Rafael Viñoly, nacido en Montevideo en 1944.
Según explicó, el proceso de diseño no se basó en crear un edificio “superalto” sino que fue el resultado de intentar crear una construcción “lo más eficiente posible ” .
“La exclusividad es lo que me vino a la mente inmediatamente”, confesó el arquitecto uruguayo, ya que cuando lo diseñó pensó “en un tipo de riqueza que ni siquiera se conoce, de la que no se lee en los periódicos” , agregó el arquitecto.
Estar tumbado en el sofá disfrutando de unas privilegiadas vistas al río Hudson o a Central Park, o tomar un baño contemplando desde lo más alto la ciudad de los rascacielos son algunas de estas “exclusividades” a las que se refiere Vi
Pese a que los precios de los apartamentos oscilan entre los $7 millones y los $95 millones de los grandes áticos, desde que se lanzó oficialmente el proyecto en marzo pasado, se han recaudado unos $1.000 millones en ventas.
Entre estos compradores de lujo predominan los estadounidenses, aunque también figuran clientes de América Latina, Oriente Medio, Reino Unido, China y Rusia.
La obra. La torre, denominada 432 Park Avenue, destaca por tener enormes ventanales, techos altos y un diseño interior exquisito.
Así, el edificio de Viñoly superará los edificios de oficinas que hasta ahora habían coronado el cielo de Manhattan: la Torre de la Libertad, que se construye en la zona donde estuvieron las Torres Gemelas y que alcanzará 541 metros, pero 417 metros sin su aguja; y el icónico Empire State que logra los 443 metros, aunque solo 318 metros sin su aguja.
La trayectoria profesional de Viñoly empezó en 1964 cuando fundó en Buenos Aires uno de los estudios de diseño más importantes de Latinoamérica y años más tarde, en 1979, se estableció en EE. UU.
OUTHAMPTON, EE.UU..- La escena no podría ser más emblemática del sueño de una mañana en los Hamptons: la casa rural de 1680 sobre un lago interior; el ciervo que cruza a los brincos por el camino de acceso; el dueño de casa, en pantalones pinzados y camisa blanca de algodón, trayendo un café con aroma a recién molido. Su mujer, en caftán oriental, prepara el desayuno. El hijo y otros muchachos que parecen sacados de una propaganda de Abercrombie&Fitch comparten una charla de tenis.
Pero el protagonista de la historia no tuvo antepasados que descendieran del Mayflower, sino que es un uruguayo educado en la Argentina. Su nombre: Rafael Viñoly. Se trata de una de las superestrellas de la arquitectura global, que acaba de volver de controlar proyectos en Shanghai e hizo, el viernes, un breve paso en Los Angeles. El domingo por la tarde ya se lo podrá encontrar en su oficina. Pero a este sábado, sagrado para su casa, familia y amigos en Water Mill (un pequeño balneario pegado al pueblo de Southampton ), sólo lo interrumpe para charlar con LA NACION



-Estás haciendo la torre más alta de Manhattan...


-Sí, una torre tranquila, pero con mucho lujo. Del tipo de lujo que desapareció de Nueva York. Si vas a los edificios de comienzos del siglo XX de Manhattan, éstos eran el emblema mundial de la edificación en altura de máxima calidad. Después los americanos se volvieron medio crotos. Ves pisos que se venden en fortunas con techos bajos, paredes finitas, plantas muy malas....
-¿Te gustaría volver a esa suerte de Edad de Oro?
Lo que quiero es crear un lujo que no exista en otras partes. Cada unidad va a tener vistas de 360 grados, cielorrasos de 3,40 metros de altura y abajo oficinas, restaurantes, piscinas, tiendas, lugar para huéspedes y servicio, sólo para residentes. La ventaja es que el edificio es como una gran canasta exterior, con un espacio interior central que permite que cada piso sea diferente. Porque la gente que gasta esta plata después quiere traer a su propio diseñador y hacerlo único.



-¿No vas a tener problemas con los americanos por el simbolismo de una torre más alta que la que reemplaza a las Torres Gemelas?
-¡Son las ventajas del libre mercado! Acá todo es posible si tenés la plata y el respaldo legal para hacerlo. Daniel Libeskind (quién ganó el concurso original para el edificio donde estaban las torres) hizo todo un melodrama, pero la realidad es que no se puede hacer un monumento con un objeto del mercado inmobiliario como él pretendió. Por eso es que nuestro proyecto para Ground Zero estaba bien y el que está en ejecución está mal. Un completo fracaso.
-También estás con proyectos de vivienda social. ¿Te gusta más construir para los ricos o para los pobres?
-Te diría que los extremos son los que me parecen los más interesantes en la arquitectura y son los dos mercados más importantes. Es una cuestión de ductilidad, de hacer lo mejor que puedas con los recursos dados. Es muy difícil, para desarrolladores privados, sacar un rédito económico de lo que es vivienda de bajos recursos, pero es posible. Es la forma de que se construya, para todos, con gran eficiencia en cada unidad. El problema que tenés en Estados Unidos, y que posiblemente se vuelva una tendencia mundial, es que te exigen consultores para cada parte del proceso de un edificio. Eso encarece mucho y no te deja tener una verdadera ascendencia como arquitecto. En la vivienda que se busca que sea muy económica, esta multiplicación de consultores se vuelve un obstáculo.
-Pasando al Cono Sur, ¿qué pasó finalmente con el puente de José Ignacio?
Y...se aprobó.
-¿Y entonces?
- El puente es una contribución que hice al gobierno uruguayo. No había otra manera. Te aclaro que yo estaba en contra del puente. Pero más que en contra del puente, estaba en contra de la continuación de la ruta 10 (Interbalnearia que va recorriendo la costa pegada al mar). Ese es el problema más importante de planeamiento que ha tenido la costa uruguaya, por esta idea de que la calle y el mar son dos cosas inseparables cuando es exactamente lo contrario. El acceso a la playas tiene que ser puntual y correr de manera perpendicular a ellas, no a lo largo de ellas como se hizo en Uruguay.
-¿Y tu puente cómo será?

- Es como un gigantesco rond point en el medio de la laguna. Se puede bajar del otro lado, pero fuerza a disminuir la velocidad. El acuerdo que conseguimos fue la desafectación de la ruta 10. Del otro lado del puente ya no es más una ruta nacional. Hay una ruta nacional, la ruta 9, pero está mucho más lejos de la playa, y el acceso a la costa desde ésta será en la forma de peines, con los accesos perpendiculares.
-¿Perpendicular como en los Hamptons?
-Mirá, de Robert Moses [el urbanista norteamericano de mediados del siglo XX] se podrán decir muchas cosas y fue muy polarizador, pero con el planeamiento que hizo para cuidar el acceso a las playas de Nueva York se pudo preservar el clima y las cualidades naturales de la zona, a pesar de una densidad de población única. Acá no vas a ver ningún edificio de 14 pisos sobre la playa. En Punta del Este, ¿por qué todo el mundo quiere vivir en José Ignacio? ¡Porque es lo que más se parece al Punta del Este de los años 30! Los argentinos que van ahí sólo por las vacaciones no se dan cuenta de la perspectiva histórica. Los uruguayos tienen que hacerlo, para que se vuelva un país destino.

-¿Cómo es tu verano acá en Water Mill?
-A esta propiedad la compramos hace mil años, a China Machado, la supermodelo de los 60 que Richard Avedon llamó "la mujer más bella del mundo", amiga de Warhol y de Picasso. Como el acceso a los Hamptons es muy limitado, la gente se hace la fantasía de que es un balneario de fiestas permanentes que ven en los medios. Para nada. Es muy tranquilo, los restaurantes cierran temprano y se mantiene una densidad muy baja de población. A la playa voy poco, pero tengo una linda pileta. Toco mucho el piano en un pequeño auditorio que me acondicioné en el fondo del jardín. Y está este lago con bosques muy raro, que hace que uno se sienta en Escandinavia. Por primera vez ahora tenemos también una casa en Punta del Este. Es a la altura de La Barra. Si pudiéramos repetir esta paz, sería ideal.

Un café intenso y recién molido

SOUTHAMPTON, EE.UU.– Rafael Viñoly es un amante del café. Recién hecho y molido por él mismo, por supuesto. Esta bebida siempre lo acompaña, pero lejos de tomarla cómo solemos hacerlo en el Sur, con leche y azúcar o edulcorante, él lo prefiere negro, bien intenso. Tan arraigado tiene su hábito que mirará "horrorizado" a esta cronista cuando le ponga un terrón a su propio cafe.
http://www.lanacion.com.ar/1609149-rafael-vinoly-quiero-crear-un-lujo-que-no-exista-en-otras-partes
El Puente en Garzon.
Antes de terminar el 2015, Eduardo Costantini invita a un grupo de periodistas de distintos medios a asistir a la inauguración de su puente sobre la Laguna Garzón, en Maldonado, Uruguay. Viajamos e su avión privado hasta el aeropuerto El Jaguel y una van nos lleva hasta José Ignacio. El clima no ayuda, tremenda tormenta que sacudió más de la cuenta en el lear jet inunda todo. Desde nuestro mirco vemos al Pepe Mujica mojarse en la ruta. Llegamos a una carpa en la que parecía estar todo el Uruguay. Imposible ver a Costantini y al prometido Rafael Viñoly, el lápiz de oro que concibió un puente que parece una rotonda.



Frustrados, partimos para el club house de Las Garzas, el emprendimiento de 200 hectáreas que Costantini tiene a 18 kilómetros de la laguna. De hecho, la construcción del puente es la gran jugada de Costantini para vincular Las Garzas con José Ignacio y Punta del Este, una conexión que durante 50 años pareció imposible.



Costantini nos recibe radiante, afuera sigue lloviendo como si no lo hubiera hecho nunca. Lo primero que nos dice es que el puente es una de las obras más importantes de su empresa. Viñoly brilla por su ausencia. Su idea para cruzar Laguna Garzón no es nada común, no es una mera conexión entre dos puntos, describe una circunferencia que permite una vista panorámica hacia el mar y hacia la laguna. Semejante excentricidad obedece a una razón bastante obvia: crear una obra icónica, memorable. Sin embargo, preferimos escuchar la justificación de boca del desarrollador.



–¿Qué buscaba con una arquitectura tan singular? 
 



–El proceso fue de tal manera que terminó con la pieza como hoy la conocemos. Una obra icónica y amigable con el público gracias a un paseo peatonal interior y exterior que la convertirá en un lugar de destino más que una conexión entre las dos costas.

Otras obras.
 Solo para uso educativo.
Fuentes:
Wikipedia y links mencionados en el texto.

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