Joaquín Torres García (Montevideo, 28 de julio de 1874 - fallece en Montevideo el 8 de agosto de 1949)
fue pintor, profesor, escritor, escultor y teórico del arte. Creador del Universalismo Constructivo y
del Taller Torres García.
Biografía
"Hijo de María García Pérez y Joaquín Torres Fradera.Su padre era
originario de Mataro y criado en una familia de cordeleros es decir
en una familia relacionada con la navegación. Su madre era uruguaya, hija del
carpintero José María García, (un colono español de las Islas Canarias) y de
Misia Rufina Pérez, una mestiza (o una criolla aristócrata).
En 1891 Joaquín Torres Fradera trasladó a su familia de vuelta
a Mataro, y luego a Barcelona. Torres García tomó lecciones de pintura
con Josep Vinardell. Su primer óleo lo
realizó en 1891 en Mataró, cuando tenía 17 años.
En 1894 ingresó en la Escuela Oficial de Bellas Artes de
Barcelona, y también asistió a la Academia Baixas y al Círculo
Artístico de San Lucas.
En 1903 trabajó con Antonio Gaudí y participó del movimiento noucentista catalán.
En 1904 realizó con Iu Pascual una exposición en el Círculo
Artístico de San Lluc. Ese mismo año comenzó a escribir sobre arte, cosa que
haría durante toda su vida, con un artículo en la revista Universitat
catalana.
En 1912 expuso pinturas y dibujos en Galerías Dalmau. El texto
del catálogo fue de Eugenio D'Ors y
la crítica en la publicidad de Roma Jori.
En 1910 recibió el encargo, por medio del escritor Roberto Payró de pintar dos murales, La
Agricultura y La Ganadería para el pabellón uruguayo
de la Exposición
Universal. Expuso en el Fayans Catala cincuenta
obras.4
En 1911 participó en la exposición Internacional de Arte de
Barcelona con La Filosofía presentada por Palas en el Parnaso como
Décima musa. «Se trata de una escena sobria, contenida, de gran pureza
formal por su marcado geometrismo y regularidad, sin el dinamismo ni la
expresividad que hemos visto en el simbolismo del que intenta alejarse».5
En junio de ese mismo año a través de, entre otros, Eugenio d’Ors conoció a Enric Prat de la Riba,
presidente de la Diputación
de Barcelona, que le realizó diversos encargos, el más destacado fue
el de los frescos del Salón de Sant Jordi en el Palacio
de la Generalidad de Cataluña que Torres García realizó entre
1913 y 1914.6
En 1913 publicó Notes sobre art, en catalan su primer libro.
En 1917 expuso en las Galerías Dalmau de Barcelona, junto al
pintor español Rafael Sala. Publicó Art Evolució, en Un
Enemic del Poble, No. 8 de noviembre de 1917.8
En 1921 viajó a NYC. Su estancia allí le proporcionó pocas
alegrías y muchos sinsabores. Sin hablar inglés, no pudo integrarse y pese a su
admiración por el constante espectáculo que para él eran las calles de Manhattan su periodo en esa ciudad fue
descorazonador. Intentó infructuosamente trabajar en la Sociedad Hispánica de America o dedicarse a la decoración teatral pero
sin suerte. Volvió a Europa en 1922.
En 1924 se instaló en un pueblo de la Costa Azul francesa y
en 1926 se trasladó a París. En 1928 conoció a Theo van Doesburg, quien le presentó a los miembros
del grupo De Stijl. Posteriormente conoció a Piet Mondrian y nació el grupo Cercle et
Carré.
En 1929 organizó una gran exposición de Arte Moderno Nacional y
Extranjero desde París para Galerías Dalmau en Barcelona. Participaron Hans Arp, Sophie Taeuber-Arp, Theo van Doesburg, Mondrian y Van Rees, entre otros. Esta
exposición reunió un numeroso grupo de artistas relacionados a De Stijl.
En 1932 regresó a España, donde se instaló durante dos años.
En 1934 Torres García viajó a Montevideo acompañado de su
esposa Manolita Piña y
de sus 4 hijos, Olimpia, Augusto, Ifigenia y Horacio. A su llegada al puerto
de Montevideo fue recibido por una importante comitiva, y de inmediato comenzó
una gran actividad con entrevistas, conferencias y exposiciones.
Poco después del regreso a su ciudad natal fundó la Asociación
de Arte Constructivo.
El 24 de mayo de ese año brindó su primera conferencia en el Paraninfo de
la Universidad de la República organizada
por la institución «Arte y Cultura Popular». Y el 5 de junio inauguró su
primera exposición individual realizada en Montevideo, en el local de «Amigos del Arte». Ese
mismo año fue nombrado Profesor de
la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la
República.
En 1936 editó la revista de la Asociación de Arte Constructivo «Círculo y Cuadrado»
la cual es una continuidad de la revista "Cercle et Carré" que
publicara anteriormente en París. Es en ese número que aparece una de las
versiones del muy conocido dibujo de Torres García que representa el mapa de
América del Sur orientado con el sur en la parte superior.
En 1938 publicó La tradición del hombre abstracto
(Doctrina constructivista), un manuscrito ilustrado a mano sobre la
tradición universal del arte abstracto.
En 1939 publicó Metafísica de la prehistoria
Indoamericana donde busca vincular el arte abstracto tradicional
precolombino con el arte moderno. Ese mismo año disolvió la Asociación de
Arte Constructivo.
Entre finales de 1942 y principios de 1943 se realizaron las
primeras reuniones del Taller Torres García.
En el taller, Torres dará clases de pintura a jóvenes artistas buscando así
renovar la pintura uruguaya. Su idea era enseñar de forma exclusiva una pintura
estrictamente planista basada en el plano de color, la línea y la geometría,
determinando la unidad de la obra por medio de una estructura realizada con la
regla áurea. Tras su muerte, el taller seguirá abierto hasta 1967 a cargo de
varios de sus discípulos.14 Como recuerda Guido Castillo, escritor y
director de Removedor, la revista del Taller, “Torres
García les enseñó el oficio del la pintura con el máximo rigor y sin la menor
rigidez, para que supieran cumplir con las reglas por un profundo conocimiento
de ellas”.15 El Taller dará a artistas de la talla
de Julio U. Alpuy, Gonzalo Fonseca, José Gurvich, Alceu Ribeiro, Sergio de
Castro y los hijos de Torres García, Horacio y Augusto Torres, entre varios otros.
En 1944 se inauguraron Murales de Saint Bois que
son pinturas murales en el Pabellón Martirené del Hospital Saint Bois,
realizadas junto a sus discípulos del taller.14 Ganó el Gran Premio de Pintura del VIII
Salón Nacional de Bellas Artes con su óleo Paisaje de Menton. Su libro Universalismo
constructivo, publicado en 1944, constituye la base para entender su visión
del arte.
Constructivo
con Reloj, 1936, óleo sobre tela, 30.18 x 35.56 cm.
En 1948 se comenzó a construir la casa de Torres García en la
calle Caramurú 5612, diseñada por los arquitectos Ramón Menchaca y Ernesto Leborgne.
Falleció ,a los 75 años." Ver: ( https://es.wikipedia.org/wiki/Joaquín_Torres_García )
Obra
Arte
Constructivo, 1943, óleo sobre tela, 98 x 78 cm. Colección del Museo de
Bellas Artes de Buenos Aires.
En sus pinturas tempranas se encuentran referencias al mundo
antiguo greco-romano,
así como a maestros del arte español y renacentistas italianos,
las mismas se caracterizan por un ajustado dibujo de gran sobriedad cromática y
una particular geometría de corte modernista A partir de 1928 y de su vinculación
con Mondrian y Van Doesburg, promotores del sintético neoplasticismo comienza a introducir en sus pinturas
el entramado ortogonal que
continuará desarrollando durante el resto de su vida. Torres García consideraba
que el arte debe estar al servicio de la razón y de la
armonía del orden cósmico y lo plantea en su obra a través de símbolos y signos
universales dentro de una estructura construida sobre la regla de oro o proporción aúrea.
Su obra admite una lectura formal, plástica y también semantica de índole metafisico. Organiza las formas geométricas sobre una
idea mística de la proporción y el orden, en las que incluye numerosos símbolos
universales. Expresa el orden del cosmos regido por lo
que él llamó la Razón Universal, correspondiente no a una forma
de arte sino al "arte absoluto y universal". En sus emblemáticas
composiciones pictóricas, así como en su labor docente, sus escritos y
conferencias, la promoción de su teoría del Universalismo constructivo como
"arte absoluto" y corriente de pensamiento, ocupó un lugar
primordial.
Parte de su obra, así como manuscritos y correspondencia se
encuentra en el Museo Torres García y
en el Archivo Alejandra, Aurelio y Claudio Torres. Sus pinturas integran
importantes colecciones de arte latinoamericano como la de el MALBA o
la Colección Cisneros. También está representado en el MNAV y en numerosos museos de la región y el
mundo, en algunos de cuyos sitios web se encuentran reproducciones de sus
obras.
Ideas
Una de las principales propuestas de Torres García es la
creación de la Escuela del Sur Un proyecto en el que el artista plantea
alterar el mapa conceptual de referencias para la producción de arte moderno
desde Latinoamérica. La primera propuesta puede verse en la carátula del libro.
Una imagen del continente suramericano invertido de manera que la Patagonia
apunta hacia la parte superior del dibujo.
"He dicho Escuela del Sur, porque en realidad, nuestro
norte es el Sur. No debe haber norte, para nosotros, sino por oposición a
nuestro Sur. Por eso ahora ponemos el mapa al revés, y entonces ya tenemos
justa idea de nuestra posición, y no como quieren en el resto del mundo. La
punta de América, desde ahora, prolongándose, señala insistentemente el Sur,
nuestro norte."
América
invertida, dibujo de Joaquín Torres García, 1943, Museo Juan Manuel
Blanes, Montevideo.
Con esta idea, Torres García plantea crear una tradición
autónoma de arte moderno americano. Es significativo en el contexto de los años
30, al escapar con sus propuestas de las fórmulas indigenista o nacionalista,
así como de aquella del arte cosmopolita o universal, que acaparaban las
discusiones estéticas del continente.25 Torres García encuentra un camino medio en
el centro de esta discusión repensando el arte prehispánico como el origen de
un lenguaje universal vinculado a la abstracción racional moderna. Acá
nuevamente encuentra un camino alternativo en la mirada hacia el pasado
americano, alejándose de una mirada romántica hacia una Arcadia perdida, o
hacia una identificación con lo salvaje e irracional, o como un símbolo de
reivindicación nacionalista; pero también alejándose de la mirada de otros
artistas modernos de vanguardia como Picasso o Braque que veían el arte "primitivo"
como una ruta de escape al acartonado arte académico.25 Torres García encuentra en el arte
prehispánico una traducción de ideas en símbolos, realizada a través de la
geometría. Un paradigma racional y universal capaz de sentar las bases para un
verdadero arte moderno americano.
“Joaquín Torres García estaba insatisfecho. Ninguna de las vanguardias
del siglo XX lo convencía por completo. Por eso se embarcó en la creación de su
propia manera de representar pictóricamente al mundo. Esto es el universalismo
constructivo o, como le llama Cecilia Buzio de Torres, el cuarto gran
movimiento artístico del siglo XX.
Cecilia de Torres es una de las responsables de difundir la obra de
Torres García y de muchos de sus discípulos constructivistas en la galería
neoyorquina que lleva su nombre. El vínculo con el arte de esta uruguaya
radicada en Estados Unidos comenzó en su adolescencia en Montevideo, cuando
estudió dibujo y pintura con José Gurvich. Fue allí donde conoció a Horacio
Torres, hijo menor de Joaquín, quien sería su esposo hasta su fallecimiento, en
1976.
Hoy, además de liderar su galería, es responsable de una larga serie de
estudios sobre Torres García y su legado, y una voz a consultar a la hora de
analizar la obra de quien fue su suegro.
"Creo que el aporte de Torres García al modernismo del siglo XX fue
ir más allá del cubismo", explica la experta. "Cuando Torres García
salió de su época neoclásica en 1917, ya hizo obra constructiva. Hay una serie
de dibujos en los cuales el plano del papel está dividido en compartimentos y
en cada uno colocó una figura. Esa figura tiene que ver con el mundo que nos
rodea, desde la cabeza de una persona hasta un trozo de un reloj, un clavo a un
pedazo de una casa".
Desde ese temprano 1917, el artista pasó por un proceso que lo orientó
hacia la creación de su propio movimiento. "A los objetos, en vez de
romperlos como hizo el cubismo, los representó de manera simbólica. En lugar de
presentar una jarra con su volumen, sombra y color, lo representó de una manera
esquemática o de acuerdo a lo que el objeto representa en nuestra mente y las
asociaciones que nos trae, lo cual tiene que ver con el surrealismo. Y tomó la
estructura del neoplasticismo, donde él colocó todos los símbolos",
explica de Torres.
Al unir diferentes aspectos de estas tres vanguardias es que crea su
universalismo constructivo. El objetivo era claro: representar el mundo físico
y el espiritual. "Él veía que el surrealismo solo representaba el mundo de
lo inconsciente, pero la manera en que las obras estaban pintadas no le
gustaban, porque era de un naturalismo que no le satisfacía. Del cubismo le interesaba
cómo había creado el mundo plástico, sin referencias con la realidad. Y del
neoplasticismo admiraba esa pureza de la estructura", explica de Torres.
De
corazón americano
Además de inspirarse en los movimientos europeos, el universalismo
constructivo, tiene una influencia americana. Desde principios del 1900, Torres
García se interesó por el arte precolombino e indígena. Pero fue en 1936, en
una exposición en Montevideo de tapices precolombinos, cuando comprendió su
crucial importancia.
"Él concluye que este es un arte en el cual se respetaban y tenían
en cuenta los mismos principios que él quería manifestar en su obra: la
geometría, la vertical y la horizontal de los tejidos que marcaba un orden y la
representación del mundo de una manera sintética y abstracta. Ahí es cuando él
dice que nuestros precursores eran en realidad los incas y el arte de
Tiahuanaco. Nosotros teníamos que tomar ese punto de partida. Es lo mismo que
había hecho en Barcelona cuando tomó como punto de partida el arte clásico y mediterráneo.
Era una lógica continuación de su idea: el arte debía de corresponder a la
tierra donde el artista vivía", cuenta de Torres.
La integración de la inspiración precolombina se puede ver a lo largo y
ancho de su obra, así como también en artículos escritos para la revista
Círculo y Cuadrado, según cuenta De Torres. Cita por ejemplo uno de los cuadros
que se exponen en su galería: "Formas entrelazadas en fondo rojo", de
1938 (ver imagen). "Tiene referencias a tapices, y hay una figura en el
centro arriba que tiene unos ojitos triangulares que está tomada directamente
de pumas de la cerámica nazca", explica.
Fue así cómo la obra de Torres García trascendió los límites del arte y
se transformó en la iconografía popular del país. De Torres afirma: "Los
uruguayos ya han asimilado el constructivismo como algo que los define".
"Yo vuelvo a dormir tranquilo cuando las obras retornan
definitivamente. Mientras tanto, sigo alerta", comenta, víctima de una inquietud
que lo acompañará durante meses, recordándole una y otra vez los posibles
peligros. Sin embargo, Aguerre sabe que debe superar esa ansiedad: "Para
nosotros es prioridad exhibir la obra, no tenerla guardada. Si no, cumpliríamos
uno de nuestros objetivos, pero no los otros. ¿Qué importa que tengas cuadros
maravillosos si no los podés mostrar?".
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Solo para uso educativo.
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