viernes, 12 de mayo de 2017

La escultura en el siglo XX. Ficha 7



LA ESCULTURA DEL SIGLO XX.

 La escultura como expresión de la angustia del hombre actual.

 El arte escultórico experimenta la revolución más radical de su historia en el siglo XX, en paralelo y a remolque de los cambios experimentados por la pintura. Casi toda la escultura desde la Antigüedad expresaba la figura humana y, en menor grado, la animal con fines estéticos o expresivos, pues bien, en el siglo XX, al igual que había sucedido en pintura (son movimientos o fenómenos paralelos) la obra escultórica expresará algo totalmente distinto.


El Pensador es la obra más célebre de Auguste Rodin (1840-1917), y una de las esculturas más geniales de todos los tiempos. Representa a Dante, el poeta que creó la "Divina Comedia", (el libro más famoso del autor), considerado obra maestra de la literatura italiana y universal, fundamental para entender la transición del pensamiento medieval al renacentista. La idea original de esta icónica escultura data de 1880, cuando el Estado francés encargó a Rodin una "Puerta Monumental" que debía convertirse en el acceso principal al nuevo Museo de Artes Decorativas de París, aunque con algunas condiciones. Las premisas del encargo consistían en que la obra debía estar decorada con once bajorrelieves representando la Divina Comedia de Dante. Para el personaje principal, el artista crea un primer modelo delgado y aislado del resto del monumento que no le convence, aunque más tarde nacerá su "Pensador"
 La figura de Rodin influyó a principios de siglo, pero enseguida, y con el Cubismo, se rompe con la tradición; la figura humana va a dejar paso a las formas geométricas. Es también un cauce ideal la escultura para expresar la desolación del mundo actual.
 Tras la línea dramática de Barlach y la de resignación de Lehmbruck, y aprovechando las aportaciones geométricas del Cubismo, tres escultores contribuyen a la creación de nuevas formas: Brancusi, Julio González y Gargallo.









  La creación de nuevas formas.

CONSTANTIN BRANCUSI (1876-1957). Es el más grande de los innovadores del lenguaje escultórico. Es rumano, pero se traslada a París donde busca formas puras frente a las obras de Rodin y sus seguidores. Se ve influido por el Cubismo y sus seguidores, sobre todo en algunas cabezas de 1907 y 1909. Trabaja en los años siguientes la piedra (formas pulidas) y la madera (formas rugosas). Además del Cubismo se siente influido por el Expresionismo, movimientos que sintetiza en algunas de sus obras. De esta época es su Pájaro en el espacio hecha en 1925



que nos transmite no la imagen de pájaro sino la de su poder para elevarse en lo alto. Le atrae el volumen cerrado. Trabajó el bronce, la piedra y la madera.

JULIO GONZÁLEZ (1876-1942). Al igual que Gargallo es español, y un gran innovador en la utilización del hierro. Aunque nació en 1876 sólo se dedicó a la escultura a partir de 1927, actualizando la forja como técnica e incorporando el sistema de la soldadura autógena. Su producción se inicia con chapas recortadas y soldadas de vinculación cubista para ir abandonando las referencias figurativas hasta componer figuras con delgados hierros casi abstractos o de ecos surreales.  Sólo en alguna ocasión (Guerra Civil) vuelve a un realismo con chapa desgarrada, Montserrat gritando. Gran parte de su obra se exhibe hoy en Valencia en el I.V.A.M. (Instituto Valenciano de Arte Moderno).


PABLO GARGALLO (1881-1934) Pablo Gargallo fue un escultor y pintor español (nacido en Maella, Zaragoza), uno de los más destacados del primer tercio del siglo XX, siendo uno de los precursores en el empleo del hierro. Aunque estudió en Barcelona, fue trascendental para su carrera el haber viajado a París, lugar en el que conoció y estudió la obra de Rodin, aunque su influencia determinante va a ser el conocimiento de la obra cubista de Picasso. En sus trabajos con los materiales metálicos, Gargallo recoge la herencia de los herreros y rejeros de siglos pasados que tantas y extraordinarias manifestaciones artísticas dejaron en la historia de España. Su arte y el fuego crearon superficies dóciles y versátiles que plasman de forma perfecta el impacto del mundo interior sobre la forma exterior, que es lo que le interesa representar. La gran aportación de Gargallo fue la valoración del aire, ya que para él el hueco de la escultura, el vacío, va a tener más relevancia que el propio volumen, dando de los dos aspectos de la obra especial relevancia al espacio vacío. Sus esculturas son siempre figurativas, pero está anunciando la abstracción posterior, gracias a las formas que se van a ir estilizando cada vez más.



Esta obra, “El Profeta”, fue el colofón de su carrera. La realizó en 1933 y hoy se encuentran siete ejemplares numerados, uno de los cuales se sitúa en el Museo Reina Sofía de Madrid. Es considerada como una de las obras cumbres de la plástica contemporánea, a la que llegó tras varios años de ensayos y donde suprime la materia inerte, el metal superfluo y la limita a las líneas y planos esenciales para reflejar su expresividad. A pesar de lo recio de su aspecto, abundan en la figura las cavidades y los salientes, de modo que la luz desempeña un papel decisivo a la hora de sugerir el bulto completo y originar diferentes zonas claroscuristas. Las placas de hierro aparecen interrumpidas por los huecos, curvándose y volviéndose sobre sí mismas. Fue el momento culminante en la formación de ese volumen virtual que constituyó la gran ambición de Gargallo, en cuya búsqueda sacrificó los tradicionales conceptos de superficie continua y masa plana y sin cuya actuación es imposible concebir la escultura posterior de Henry Moore.
Es una colosal figura de 2,35 metros de altura, lo que la hace aún más imponente y voluminosa, pese a que el mensaje que nos quiere transmitir no sea temporal ni humano, sino profundamente espiritual. Destaca sobremanera la enorme oquedad de la boca abierta, que parece gritar, como correspondería a las voces de la Biblia que anuncian lo que está por venir, es decir, los profetas, que es lo que al artista le interesa representar. Además, la expresión de la figura queda resaltada por la mano que se eleva por encima, como arengando a la gente de lo que está por venir. Debido a este interés por la expresión, pese a que la obra se inscribe dentro de la influencia cubista, podríamos clasificarla perfectamente como expresionista.
Formado en el Modernismo y luego influido por la obra del escultor Maillol, mantuvo en su obra dos opciones, una tradicional de volúmenes plenos, Torso de gitano y Bañista, y otra más ligada al Cubismo. Descubre en las planchas de hierro su configuración geométrica, pero más tarde aprovecha los espacios vacíos para dotarlos de fuerza, lo mismo que a las aristas. El Profeta es su obra más conocida, de formas cubistas pero con un lenguaje expresionista. Sus huecos, aristas y placas curvadas nos sugieren músculos, rasgos faciales, volumen.
 El Expresionismo también se dará en escultura y su lenguaje se utilizará para expresar lo mismo que en pintura (recordemos el Expresionismo). Escultores expresionistas:

ALBERTO GIACOMETTI (1901-1966). En sus obras investiga las formas: La mujer cuchara y Cabeza plana son dos de sus obras más destacadas en su primera época. El paso del Expresionismo al Surrealismo es lento y casi imperceptible en escultura (al contrario que en pintura). Surrealistas serán sus obras a partir de 1933: Palacio a las cuatro de la mañana, es todo un mundo de sueños y fantasías. La Segunda Guerra Mundial y sus horrores y consecuencias propicia una vuelta al Expresionismo cuyas posibilidades expresivas no se habían agotado. Destacan obras como: El grito  deZadkine, es un monumento a la destrucción de Rotterdam. Y Hombre y Mujer. Alberto Giacometti

Hombre y mujer (1928/1928)



Bronce,40x40x16,5cm.
París,MuséeNationald'ArtModerne,CentrePompidou

Alberto Giacomeffi, que había cursado un año de arte en la École des Arts et Métiers de Ginebra, residía desde 1922 en París, donde fue alumno del escultor francés Antoine Bourdelle. Tras su primera exposición pública -participación en el Salón des Tulleries de 1926-, en 1930 estableció contactos con los surrealistas Louis Aragón, André Bretón y Salvador Dalí. Evocando una visita suya al taller de Giacometti en París en aquellas fechas, el fotógrafo Brassaï escribió: «Entonces se parecía a una gruta de yeso llena de estalagmitas, las esculturas de Giacometti [...] objetos con función simbólica, que debían representar imágenes de sueños, sentimientossubconscientes,deseosreprimidos...».
De hecho, las obras plásticas de Giacometti de aquella etapa creativa pueden contemplarse desde el ángulo visual adoptado por Brassaï. Hombre y mujer (Homme et femme) viene a ser como una reducción, realizada con medios formales, de la relación entre el hombre y la mujer respecto del deseo físico que, según Freud, es el motor inconsciente del comportamiento humano. Giacometti desarrolla su pequeña escultura a partir de dos elementos claramente identificables como masculino y femenino; se trata de características exclusivas en el sentido de que aparecen como personificaciones de los órganos sexuales correspondientes.
La parte masculina de la escultura evoca el arco y las flechas, en tanto que el elemento femenino adopta la forma de una concha que acoge el aguijón que se dirige hacia ella. En Hombre y mujer, Giacometti creó con un rigor y una abstracción extremados un símbolo plástico que, a la vez que se entiende intuitivamente, propone diversos niveles de percepción. Por un lado es una composición extraordinariamente dinámica, en la que la energía suave de la figura femenina, que se refleja en la línea quebrada del tronco, responde al arco tenso desde el que se proyecta la flecha masculina y, por otro, las dos formas que representan al hombre y a la mujer componen una figura estática e indisoluble, que parece sellar para siempre la unión impuesta por el destino.
En Mujer degollada (Femme égorgée) esta unión se expresa supuestamente de una manera violenta: la mujer muerta está tendida en el suelo como un gigantesco insecto. Los brazos y las piernas, desproporcionadamente largos y delgados, recuerdan una araña; las enormes vértebras evocan el caparazón de un escarabajo y tanto el cuello, largo y acanalado, como la cabeza, que es pequeña, podrían ser de un gusano. Sólo los pechos arqueados sobre un talle esbelto forman parte de un cuerpo humano. ¿Alude Giacometti con esta compleja figura, que presenta formalmente a la víctima como agresora, al caso biológico de la mantis religiosa, mitificada por el surrealismo, que devora al macho tras el apareamiento?


 HENRY MOORE (1898-1986). De origen británico, en él influye el románico inglés, Juan Pisano, Miguel Ángel, el Surrealismo, Picasso... Su estilo es muy personal, representa temas como la maternidad, personas echadas... Sus figuras adquieren un carácter monumental. Se destacó por la aplicación del hueco a la escultura, obras suyas destacadas son Virgen y Niño, Grupo familiar.



 Abstracción y movimiento en la escultura.
 Hans Arp, famoso por sus pinturas, intenta expresar en tres dimensiones sus ideas abstractas pictóricas. Destaca la Escuela constructivista, que busca la forma al margen de la masa (lo macizo) prefiriendo un desarrollo de las superficies en el espacio. Destacarán en esta escuela los dos hermanos Pevsner y Malevich.



 NAUM GABO PEVSNER (1890-1977). Publica junto a su hermano en Rusia un manifiesto contra el volumen cerrado, exaltando la línea. En 1920 realiza la primera escultura cinética del mundo, una lámina que vibra por impulso de un motor: demuestra cómo la superficie puede convertirse en volumen. En España la abstracción es cultivada por Ángel Ferrant y Alberto Sánchez, que demuestra un horror al vacío (como anécdota citar que era panadero de profesión).

 EDUARDO CHILLIDA (n. 1924). Nació en San Sebastián en 1924. Con él culmina la abstracción escultórica en España. Su obra, dentro de la tendencia no figurativa, ofrece una gran variedad de formas: hasta 1966 realizó estructuras con hierro forjado y bloques de madera (como en Abesti Gogora); a partir de esa fecha introdujo el cemento, el granito, el hormigón o el mármol. De 1977 son sus monumentales esculturas de la costa de San Sebastián conocidas como Peine de los vientos. Su obra a partir de 1978 se ha relacionado mucho con la arquitectura. Muchos de sus temas son referencias al modo de vida tradicional vasco.


ALEXANDER CALDER (1898-1976). De origen americano, fue el más importante escultor cinético. Aplicó sus conocimientos de ingeniería a los objetos y así consigui ó una escultura que se moviese. Al moverse se consigue el volumen, sus obras están en equilibrio y, a veces, disponen de un pequeño motor que es lo que hace que se muevan. Su obra está en conexión con la vanguardia abstracta. En su obra destacamos los móbiles, es decir lo móvil, lo ligero; y los estabiles, lo pesado.




Alexander Calder

(Filadelfia, EE UU, 1898-Nueva York, 1976) Escultor estadounidense. Nació en el seno de una familia de artistas, pero no se sintió inclinado inicialmente hacia el arte y cursó estudios de ingeniería mecánica, que más adelante le fueron de gran utilidad. Hasta 1923 no se matriculó en una escuela de arte, en la que comenzó haciendo esbozos rápidos de viandantes
En 1931 ingresó en la asociación Abstraction-Creation, y el mismo año creó una obra a la que Marcel Duchamp bautizó como móvil. Precisamente son los móviles las creaciones que elevaron a Calder a las más altas cimas de la escultura moderna. Con ellos se propuso crear obras abstractas dotadas de movimiento, que reflejaran, gracias a su dinamismo, los efectos cambiantes de la luz.
Realizó móviles de muy distintos tamaños, algunos gigantescos, en los que se sirvió de piezas coloreadas de latón de formas abstractas, unidas por alambres o por cuerdas; suspendidos por lo general del techo, a consecuencia de su poco peso eran fácilmente movidos por el aire.
Con estas obras, fue el primero en incorporar el movimiento a la obra de arte y se convirtió en el precursor del arte cinético. Destacan particularmente Steel Fish y Red Petals. El gran éxito de los móviles explica que el creador recibiera encargos de los más diversos países y que sus obras embellezcan algunas de las principales ciudades del mundo.
También realizó stabiles, esculturas no móviles, grandes y de color oscuro, que a menudo reproducen monstruos o animales extraños. Refiriéndose a sus móviles, Calder dijo en alguna ocasión que con ellos había pretendido dar vida y movimiento a las obras de Mondrian, que tuvo ocasión de contemplar en directo y le causaron un profundo impacto.


 Como conclusión diremos que las principales innovaciones de la escultura del siglo XX son : __ El hueco. __ La deformación. __ La incorporación del espacio. __ La abstracción. __ El movimiento.

Ver,
 Arterama.
Solo para uso educativo.

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